“No puede, ni debe existir un Dios para servir de escudo a la responsabilidad, a la libertad, a la misión; en suma, al sentido de la existencia humana”. (Scheller, La idea del hombre y la historia 77)
¿Qué somos?
Para Max Scheler el problema más apremiante de nuestra época es lograr conformar una antropología filosófica, esto es, dar una respuesta a qué somos. Y aunque hoy, más que en cualquier otra época, el hombre se ha vuelto una pregunta para sí mismo (“no sabe lo que es, pero sabe que no lo sabe” (p. 10)), se encuentra en un confuso panorama de múltiples opiniones y respuestas sobre lo que él es: su origen, sus fundamentos, las fuerzas que lo mueven, lo que puede hacer.
Para salir de esta confusión y enfrentar el problema, Scheler considera necesario realizar “una historia de la conciencia que de sí mismo ha tenido el hombre” (p. 11), esto es, de las formas en que se ha comprendido a sí mismo a través de la historia. De este modo, la investigación podría mantener una distancia suficiente para dialogar con estas comprensiones que aún pueden dominarnos de manera inconsciente en nuestro modo de obrar y pensar.
Ateísmo postulativo responsable
Max Scheler describe 5 de estas comprensiones o tipos ideales, y que aún están presentes en nuestra autocomprensión: la idea clásica griega, la judeo cristiana, la moderna naturalista, la humanidad decadente y, por último, el ateísmo de tipo postulativo. Esta, la más reciente de nuestra época, resulta de especial interés.
Max Scheller la llama específicamente “ateísmo postulativo de la seriedad y la responsabilidad” (p. 77). No se trata de cualquier ateísmo, sino de uno específico, uno que reorienta la valoración de la falta de Dios. Mientras para ateísmos o escepticismos previos la falta de un Dios resultaba problemático por perder una guía para el ser humano, el nuevo ateísmo considera deseable esta falta:
En esta forma del ateísmo postulativo, la negación de un Dios no es sentida, en primer término, como descargo de la responsabilidad, ni como disminución de la independencia y libertad del hombre, sino justamente como la máxima exaltación imaginable de la responsabilidad y soberanía. (p. 80)
En efectho, la falta de un Dios ordenador del cosmos y de la vida humana, abre la posibilidad de una responsabilidad completa y estrictamente humana. Cada individuo debe conseguir una autcomprensión y guía para sí mismo, dejando fuera direcciones ajenas o impropias. De este modo, puede llegar a ser un forjador de su propio destino.
Esta concepción, dice Scheller, fue pensada fundamentalmente por Nietzsche, quien comprendió todas las consecuencias de su sentencia “Dios ha muerto”. Otros pensadores, como Nicolai Hartmann, recogieron esta esencia para criticar que “toda predeterminación del futuro establecida por otro ser que no sea el hombre, anula al hombre como tal” (79).
En otras palabras, todo lo que se escuda en una divinidad, rehúye la tarea y misión fundamental del ser humano de dar un sentido y valor a su vida a partir de su propia libertad y responsabilidad.
Ahora bien, y por la misma razón, tampoco se trataría de desplazar ese rol ordenador y guía a otras entidades. Ni una “humanidad”, como un gran ser, o “la evolución” o “tendencias al progreso”, como fuerzas dominantes, ni tampoco una “unidad colectiva de voluntad” deberían sustituir la responsabilidad de cada quien. El ser humano solo y desde sí mismo -por difícil que resulte la empresa- debe dar respuesta sobre el sentido de su vida y su camino:
“En gélidas soledades, y absolutamente atenida a sí misma -inderivable- yérguese la persona” (p. 81).
Referencias
- La idea del hombre y la historia, Max Scheler, Editorial La Pléyade (1972)
Enlace
Descripción sintética de los 5 tipos http://textosfil.blogspot.cl/2013/03/la-idea-del-hombre-traves-de-la.html